La verdad es que el chiste de pasar el fin de semana en Acapulco era desestresarse y olvidarse de las computadoras, el trabajo, la escuela, la ciudad. El chiste era (y fué) respirar otros aires.
A pesar de lo anterior fue imposible no percibir cómo ya en los centros turísticos la tecnología no puede faltar. Elevadores modernos, centros de negocios con internet de alta velocidad y computadoras muy potentes, sistemas de cómputo muy avanzados para los restaurantes, control de huépedes y más, llaves para los cuartos que son tarjetas, cajas de seguridad electrónicas, televisión por cable, internet inalámbrico en los cuartos, etc.
Lo que llama la atención es que algunos de estos servicios, que en la Ciudad de México suelen ser baratos (o tal vez no lo son del todo pero ya nos acostumbramos a esos precios), allá todavía tienen precios muy elevados (llegué a ver un café internet que cobraba $30.00 pesos la hora).
A pesar de lo anterior fue imposible no percibir cómo ya en los centros turísticos la tecnología no puede faltar. Elevadores modernos, centros de negocios con internet de alta velocidad y computadoras muy potentes, sistemas de cómputo muy avanzados para los restaurantes, control de huépedes y más, llaves para los cuartos que son tarjetas, cajas de seguridad electrónicas, televisión por cable, internet inalámbrico en los cuartos, etc.
Lo que llama la atención es que algunos de estos servicios, que en la Ciudad de México suelen ser baratos (o tal vez no lo son del todo pero ya nos acostumbramos a esos precios), allá todavía tienen precios muy elevados (llegué a ver un café internet que cobraba $30.00 pesos la hora).
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