Estoy por terminar de leer el libro "La Tierra es Plana" de Thomas Friedman y me encontré con esto que les comparto el día de hoy que me pareció interesante. Lo que aparece en negritas lo agregué yo para que se entiendiera un poco mejor ya que se hace referencia a capítulos anteriores del libro:
Instrospección
Cuando los países en vías de desarrollo se plantean por primera vez qué hacer ante el desafío del planismo (entendiéndose esto como el fenómeno de “aplanamiento de la tierra” debido a factores como La Caída del Muro de Berlín y Windows, Netscape, el Workflow Software, el Open-sourcing, el Outsourcing, el Offshoring, el Supply-chaining, el Insourcing, el In-forming y las tecnologías digitales, móviles, virtuales y personales), lo primero que tienen que hacer es un ejercicio de introspección implacablemente sincero. Un país, y con él su pueblo y sus dirigentes, tiene que ser sincero consigo mismo y no engañarse respecto al lugar que ocupa en relación con otros países y con los diez aplanadores (siendo éstos los listados en el paréntesis anterior).
Tiene que preguntarse: “¿Hasta qué punto mi país está avanzando o está quedándose atrás por efecto del aplanamiento del mundo? ¿Hasta qué punto se está adaptando y sacando partido de todas estas nuevas plataformas de colaboración y competición?”. Como dijo, alardeando, aquel funcionario del banco chino a mi colega mexicano, China es el lobo. De todos los aplanadores, la entrada de China en el mercado mundial (con el Off-shoring o traslado de fábricas a otros lados para abaratar los costos) es el más importante para los países en vías de desarrollo y para muchos de los desarrollados. China es capaz de fabricar a bajo costo artículos de buena calidad mejor que cualquier otro país. Y, cada vez más, puede también fabricarlos a un costo más elevado. Con China y los nueve aplanadores pisando tan fuerte, hoy en día ningún país puede permitirse el lujo de no ser implacablemente sincero consigo mismo.
Para ello, considero que lo que el mundo necesita en estos momentos es formar un club a imagen y semejanza de Alcohólicos Anónimos (AA). Llevaría por nombre Países En Desarrollo Anónimos (PEDA). E, igual que en la primera reunión de AA tienes que ponerte de pie y decir: “Me llamo Thomas Friedman y soy alcohólico”, en PEDA los integrantes tendrían que ponerse de pie en la primera reunión y decir: “Me llamo Siria y estoy subdesarrollado”, o “Me llamo Argentina y no estoy alcanzando todas mis metas. No he dado todo lo que puedo dar de mí”.
Todos los países necesitan “poder hacer su propia introspección”, dado que “ninguno se desarrolla sin hacerse antes una radiografía para saber dónde está y dónde están sus límites”, como me dijo Luis de la Calle, uno de los principales negociadores de la entrada de México en el NAFTA (TLCAN para nosotros). Los países que se bajan del carro del desarrollo son un poco como los borrachos: para volver a montarse tienen que aprender a verse tal como son realmente. El desarrollo es un proceso voluntario. Y hace falta una decisión positiva para dar los pasos correctos. Pero todo empieza con un ejercicio de introspección.
PD. Les recomiendo el libro, está interesante y lo anda distribuyendo Martínez Roca Ediciones.
Instrospección
Cuando los países en vías de desarrollo se plantean por primera vez qué hacer ante el desafío del planismo (entendiéndose esto como el fenómeno de “aplanamiento de la tierra” debido a factores como La Caída del Muro de Berlín y Windows, Netscape, el Workflow Software, el Open-sourcing, el Outsourcing, el Offshoring, el Supply-chaining, el Insourcing, el In-forming y las tecnologías digitales, móviles, virtuales y personales), lo primero que tienen que hacer es un ejercicio de introspección implacablemente sincero. Un país, y con él su pueblo y sus dirigentes, tiene que ser sincero consigo mismo y no engañarse respecto al lugar que ocupa en relación con otros países y con los diez aplanadores (siendo éstos los listados en el paréntesis anterior).
Tiene que preguntarse: “¿Hasta qué punto mi país está avanzando o está quedándose atrás por efecto del aplanamiento del mundo? ¿Hasta qué punto se está adaptando y sacando partido de todas estas nuevas plataformas de colaboración y competición?”. Como dijo, alardeando, aquel funcionario del banco chino a mi colega mexicano, China es el lobo. De todos los aplanadores, la entrada de China en el mercado mundial (con el Off-shoring o traslado de fábricas a otros lados para abaratar los costos) es el más importante para los países en vías de desarrollo y para muchos de los desarrollados. China es capaz de fabricar a bajo costo artículos de buena calidad mejor que cualquier otro país. Y, cada vez más, puede también fabricarlos a un costo más elevado. Con China y los nueve aplanadores pisando tan fuerte, hoy en día ningún país puede permitirse el lujo de no ser implacablemente sincero consigo mismo.
Para ello, considero que lo que el mundo necesita en estos momentos es formar un club a imagen y semejanza de Alcohólicos Anónimos (AA). Llevaría por nombre Países En Desarrollo Anónimos (PEDA). E, igual que en la primera reunión de AA tienes que ponerte de pie y decir: “Me llamo Thomas Friedman y soy alcohólico”, en PEDA los integrantes tendrían que ponerse de pie en la primera reunión y decir: “Me llamo Siria y estoy subdesarrollado”, o “Me llamo Argentina y no estoy alcanzando todas mis metas. No he dado todo lo que puedo dar de mí”.
Todos los países necesitan “poder hacer su propia introspección”, dado que “ninguno se desarrolla sin hacerse antes una radiografía para saber dónde está y dónde están sus límites”, como me dijo Luis de la Calle, uno de los principales negociadores de la entrada de México en el NAFTA (TLCAN para nosotros). Los países que se bajan del carro del desarrollo son un poco como los borrachos: para volver a montarse tienen que aprender a verse tal como son realmente. El desarrollo es un proceso voluntario. Y hace falta una decisión positiva para dar los pasos correctos. Pero todo empieza con un ejercicio de introspección.
PD. Les recomiendo el libro, está interesante y lo anda distribuyendo Martínez Roca Ediciones.
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